Antropología de las mujeres
La antropología de las mujeres fue creada por académicas feministas en los Estados Unidos a fines de los setenta, a continuación, nos acercamos al contexto en el que surge esta línea de investigación así como sus principales corrientes de la mano de la investigadora feminista de la Universidad Autónoma de Barcelona Verena Stolcke y de su trabajo “La mujer es puro cuento: la cultura del género” publicado en 2003.
Verena Stolcke |
La antropología de las mujeres fue impulsada precisamente por académicas que venían de los movimientos estudiantiles y de defensa de los derechos civiles. Estas académicas deciden impulsar una línea de investigación que les permita conocer las raíces de la condición de las mujeres como “segundo sexo”. Por ello fijan su mirada en la antropología y se propone conocer de cerca las circunstancias, experiencias y representaciones femeninas en contextos sociales, políticos y económicos diversos, buscando evidencias sobre sistemas socio-políticos igualitarios. En esta búsqueda las antropólogas y académicas feministas se dieron cuenta del sesgo androcéntrico de la disciplina y proponen crear la “antropológica de las mujeres” para someter a crítica feminista los modelos androcéntricos convencionales de la disciplina que establecían el paradigma de la feminidad patriarcal occidental, por lo tanto, era necesaria una refundación de la disciplina y una revisión de la ciencia producida hasta el momento.
El método de investigación que usan es la escucha de las voces silenciadas de las mujeres, y el foco de la investigación se situó en los dominios y actividades de las mujeres y las representaciones simbólicas de la feminidad.
Señala Verena Stolcke que la antropología de las mujeres en este momento tenía como principal objetivo hallar y teorizar los orígenes de la subordinación de las mujeres y en esta búsqueda surgieron diversos enfoques, dos de los principales son la antropología feminista marxista y la corriente estructural simbólica.
Las antropólogas feministas marxistas, consideraban que en otro tiempo existió un orden igualitario primigenio que se destruyo con el auge de la propiedad privada y el colonialismo, por lo que la opresión de las mujeres y el poder ejercido por los hombres eran la consecuencia de las relaciones de poder históricas y por lo tanto universales.
Para las antropólogas seguidoras de la corriente estructural simbólica el origen de las desigualdades sexuales no se debe a hechos biológicos sino a pautas universales que organizan la experiencia social, psicológica y cultural humanas, tales como la dicotomía entre cultura y naturaleza o entre la esfera privada y publica y los significados simbólicos de sexo de que éstas son dotadas, y que presumiblemente podían cambiar.
Como crítica a las primeras investigaciones desarrolladas desde la antropología de las mujeres Verena Stolcke señala que aunque situaron la opresión de las mujeres en la cultura y la estructura social, muchas replicaron el universalismo y el determinismo biológico que pretendían criticar y en última instancia atribuyeron la subordinación de las mujeres al hecho biológico de su papel específico en la procreación, así las mujeres se encontraban confinadas invariablemente en un ámbito social de menor valor y dentro de unas jerarquías universales: la esfera doméstica o pública; cultura y naturaleza; producción y reproducción. Señala Stolcke que al proyectar sobre sus investigaciones su “propio sentido común cultural no se percataron de que estas dicotomías no eran en absoluto universales sino una creación del discurso filosófico y político europeo moderno y, que diferencias de función y de actividades no necesariamente significan desigualdad social”.
Para concluir, citar tres de los trabajos pioneros de la antropología de las mujeres:
Ardener, E. (1975) “Belief and the problema of woman” in Ander, S. (eda) Perceiving Women, Londres:Dent.
Reiter, R.R. (eda) (1975) Toward an Antropology of Women, Londres: Monthly Review Press.
Rosaldo, M.Z. y L. Lamphere (edas) (1974) Woman, cultura and Society, Stanford: Stanford University Press.
Autora: Sheila Fernández Míguez