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MITIGACIÓN

MITIGACIÓN


El concepto de «mitigación» es definido por en el Grupo Intergubernamental de Expertos/as sobre el Cambio Climático o IPCC, la mitigación se define como una intervención humana encaminada a reducir las fuentes o a potenciar los sumideros de gases de efecto invernadero.

Nos acercamos al concepto de mitigación de la mano de Anahí Urquiza, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, investigadora del Centro del Clima y la Resiliencia y coordinadora de la Red de Pobreza Energética, de Pilar Moraga, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, subdirectora del Centro de Derecho ambiental de esta facultad e investigadora principal del Centro de la Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 y de Paulina Aldunce, también académica de la Universidad de Chile e investigadora asociada del Centro de Ciencias de la Resiliencia CR” y del Programa de Reducción de Riesgos de Desastres CITRID y del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables.
Anahí Urquiza
El concepto de mitigación se emplea en el contexto de los estudios sobre cambio climático para hacer referencia a la capacidad para reducir la emisión de gases de efecto invernadero  para controlar el cambio climático, ya que no es lo mismo enfrentar un cambio de un incremento de 1,5 grados que uno de 2 o 3 grados, las consecuencias para las formas de vida cambian radicalmente, y alcanzar sociedades carbono-neutrales. En este contexto, la mitigación se relaciona con el tránsito de las «combustibles fósiles» como el carbón o el petróleo a las «energías renovables» que son energías que se crean y funcionan a partir de otro tipo de fuentes naturales como por ejemplo, la energía solar.

Señala Urquiza que cuando se habla de mitigación lo que se está planteando es el debate sobre ¿cómo se reducen los gases de efecto invernadero?, ¿quién debe reducir estos gases? Y ¿Cuáles son las consecuencias de esta reducción?
Los estudios científicos de las últimas décadas han revelado con precisión que la única forma de mantener la vida de los seres humanos y el resto de los seres vivos en el planeta tierra tal y como la conocemos es transitar energéticamente a una sociedad de carbono-neutral y dejar de utilizar combustibles fósiles. Para poder hacer esto necesitamos cambiar la forma de relacionarnos con el entorno ambiental y principalmente utilizar las energías de manera distinta.
Destaca la investigadora chilena que transitar a la «carbono-neutralidad»» es una tarea compleja e implica transformar también nuestra forma de vida. Estas transformaciones que requiere conseguir la carbono-neutralidad no son las mismas en los países industrializados que en los países empobrecidos. Es en este punto donde emerge el debate sobre una «transición justa», porque los países del sur en general también enfrentan otros retos ya que sus sociedades tienen niveles de bienestar social menos elevados, en este sentido las negociaciones internacionales estuvieron durante años bloqueadas, porque no se puede pedir a países que no tienen sus necesidades básicas resueltas que además cambiarán su matriz energética. Esto elevarían los costos de producción y podría poner freno al desarrollo de estos países, que además en general son los que menos gases de efecto invernadero.
Este debate comienza a estar superado porque la transición energética ya no es elegible, sino que es obligatoria (los combustibles fósiles se agotan y la vida en la tierra se dificulta). Además, los países del sur están viendo en esta transición energética una ocasión para crecer desde las energías limpias, lo que supone para ellos también una oportunidad de desarrollo que además los hará menos dependientes de compras externas de combustibles fósiles.
La dificultad ahora es encontrar el equilibrio entre transitar, mitigar y no afectar a la población.
Pilar Moraga
En el Derecho internacional público apunta Pilar Moraga las reglas sobre la mitigación se empiezan a definirse en 1992 en la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, en este momento histórico señala la investigadora, la geopolítica y la hegemonía de ciertas potencias era muy distinta a la actual y esto se plasmó en la convención, de forma que no todos los países asumieron la obligación de reducir emisiones, concreto solo los países desarrollados en 1992 (básicamente el Norte global) asumió la obligación de reducir emisiones. Esto se hizo en base al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, ¿Qué quiere decir este principio?, pues bien, que se trata de un problema que afecta a todos, como es el aumento de la temperatura global, pero diferenciada porque no todos los países tienen el mismo grado de responsabilidad frente a este fenómeno de origen antrópico, provocado por el ser humano. 
Estos dos grupos de países los que tienen obligaciones y los que no quedarán definidos específicamente en el Protocolo de Kioto aprobado el 11 de diciembre de 1997, que es uno de los protocolos de la citada anteriormente Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En el Protocolo de Kioto se fija la emisión de seis tipos de gases invernadero y se establece que cada 5 años se deberán reunir y negociar los acuerdos implementados. La primera negociación se produce en el año 2005 en Montreal. En diciembre de 2007 en Bali, Indonesia se llevó a cabo la tercera reunión coincidiendo con la Cumbre del Clima COP 13, y se acordó la Hoja de Ruta de Bali que si fijó como objetivo establecer un régimen post 2012 en la Conferencia sobre Cambio Climático que se celebraría en diciembre de 2009 en Copenhague, la conocida COP 15. En esta cumbre se produce un quiebre en las negociaciones internacionales y no se logra definir cuáles serían los compromisos de los países después del año 2012, año en el que terminaban los compromisos fijados en Kioto, por lo que el único acuerdo alcanzado es extender los compromisos de Kioto hasta el 2015 cuando se deberá llegar a un nuevo acuerdo respecto del futuro marco legal del cambio climático a nivel internacional. 
En el año 2015 se logra el conocido como Acuerdo de París en el marco de la COP 21. En este acuerdo se produce un cambio de principio y ahora todos los países deberán asumir obligaciones para reducir emisiones y limitar el aumento de la temperatura global en 2 grados Celsius y tratar de acercar estos dos grados Celsius hacia el 1,5. El acuerdo de París además señala una serie de etapas durante las que los Estados deben rendir cuentas y crea las Contribuciones Nacionales Determinadas o NDC, que son un instrumento donde se establecen los verdaderos objetivos de los países, puesto que el Acuerdo de París sólo establece un objetivo general y señala que serán los países los que definan sus compromiso individuales en la NDC los cuales serán revisados cada cinco años. El problema es los estudios científicos señalan que si se mantienen los compromisos establecidos en el 2015 se supera la temperatura global del planeta entre 3 y 4 grados Celsius, por eso era de suma importancia la COP 25 que se celebraría en Chile en el año 2020, y que finalmente se celebró en Madrid, como consecuencia del estallido social que se produjo en Chile en octubre de 2019. En la COP 25 los países debían entregar sus compromisos NDC revisados y con mayores objetivos. Lo que se logró en la COP 25 fue una meta de carbono neutralidad para el 2050, compromiso catalogado como insuficiente por la comunidad científica y organizaciones de defensa medioambiental y los países más afectados por el cambio climático.

Paulina Aldunce
Hablar de mitigación por lo tanto obliga a situarnos en el terreno de la «adaptación transformativa», esto es, según la académica Paulina Alduce, mitigar implica ajustes y cambios profundos en las estructuras sociales y en los sistemas naturales. La «adaptación transformativa» o «transformación» se hace cargo de los grandes impactos y complementa a las «adaptaciones» que se hacen cargo de impactos pequeños. Por lo tanto, para poder mitigar necesitamos cambios más profundos y mayores esfuerzos que van a afectar al sistema económico, por ello, las decisiones tienen que ser cuidadosas.
En concreto se deben trazar «trayectorias tranformacionales», que son las trayectorias que nos van a llevar de un escenario de temperatura que se ha proyectado desde la sociedad, desde la política. Para ello es necesario tener claro que temperatura y que cambios del clima nuestra sociedad puede soportar, y decidir a que concentración de gases invernadero queremos llegar. En este punto es cuando se decide que trayectorias transformacioneles vamos a poner en funcionamiento para un desarrollo sostenible. Es importante señalar que las trayectorias tranformacionales siempre están relacionadas con los objetivos de  desarrollo sostenible donde se incluyen la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y la equidad, por lo tanto, la transformación tiene que tomar en cuenta esto objetivos y no poner solo el foco en la respuesta al cambio climático, por ello se señala que las políticas de trasformación planificada deben atender a: (i) el contexto donde se van a implementar; (ii) tienen que contar con la participación de distintos actores sociales; (iii) la trasformación no puede ser parcializada; (iv) debe tenerse en cuenta que la trasformación puede generar conflictos sociales, pero no debe perderse de vista que el conflicto social siempre ha existido, y este se generará igualmente con las consecuencias del cambio climático.
Transformación, la forma en la que hacemos las cosas, desde cómo vivimos, como educamos y como producimos necesitan una forma diferente de hacerse

Fuentes:
Urquiza, Anahí (2002) “Pobreza energética y el potencial de las energías renovables”. Universidad Abierta de la Universidad de Chile.  

Moraga, Pilar (2020) “Identificación de reformas legales para alcázar la meta de carbono neutralidad al 2050”. Universidad Abierta de la Universidad de Chile.

Aldunce, Paulina (2020) “Transformación”. Universidad Abierta de la Universidad de Chile.

Autora: Sheila Fernández Míguez

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