Víctima de dictadura en Chile
Autora: Sheila Fernández Míguez
Con el objetivo de comprender el contenido del concepto de víctima de violencia machista, y contextualizarlo en el momento histórico actual en Chile, llegue por recomendación al trabajo de la historiadora y feminista norteamericana afincada en Chile Hillay Hiner, Voces soterradas, violencias ignoradas. Discurso, violencia política y género en los Informes Retting y Valech, publicado en la revista Latin American Reserach Review, en el año 2009, en su volumen 44 número 3 (pp. 50-74). En el la autora realiza una revisión, como el nombre del artículo indica, de los informes Retting y Valech, relativos a los crímenes cometidos en la dictadura en Chile. A continuación les dejo una reseña del artículo mencionado.
Hillary Hiner |
La construcción del concepto de víctima, como indica
Hillary Hiner (2009, pág. 55) no puede
divorciarse de los discursos respecto de los contextos socio-históricos en lo
que se producen, y los otros discursos que los precedieron. En este sentido
Hiner reflexiona sobre las categorias victima-victimario que se producen
durante el proceso de postictadura por los movimienos sociales vinculados a la
busqueda de los detenidos desaparecidos o desde el movimiento feminista,
utilizando para ello la teoría de género. Afirma la autora que en estos
momentos se producirá una homologación entre la vida, que son las mujeres y la
muerte que es el estado, el patriarca grande que será Pinochet, y el patriarca
chico. Se crean así figuras discursivas elaboradas en torno a la figura “del
sobresaliente del victimario-hombre que amedrenta a la víctima-mujer”. En esta
construcción indica la autora, el cuerpo femenino es el que sufre la violencia
patriarcal ejercida por los hombres, entendidos como un dispositivo de tortura
amplificado para abarcar todo tipo de representación autoritaria, codificada
como inherentemente masculina-machista. Matiza Hiner, que en el caso de que
esta violencia no se correspondiese con lo tradicional, se recurre a modelos
que dependen por igual de ciertos roles asignados a os sexos: el cuerpo
feminizado del hombre o la mujer masculinazada (Hiner, 2009, pp.
57-58) .
La autora siguiendo la cronologia de las
comisiones, inicia su trabajo analizando el Infome Retting que fue elaborado
por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliaicón entre los año 1990 y 1991 (en
adelante CVR) y establece una clasificación del tipo de victimas que contempla
el informe, diferenciando entre victimas primarias y victimas secundarias.
Las victimas primarias según los datos,
han sido los hombres, solo el 6 por ciento fueron mujeres, lo que suponen 138
casos investigados por la Comisión de Verdad y Reparación, pese a ello, no hay
ningua sección especial dedicadas a ellas en el Informe Retting (Hiner,
2009, p. 60) . Una caracteristica de este informe es que cuando habla de mujeres se refiere
a ellas en relación a un hombre, sin nombrarlas directamente, ellas son la
hija, la hermana o la esposa de un hombre. A pesar de no aparecer con nombre
propio. El informe si que realiza una clasificación de las mujeres,
distinguiendolas entre las que tenían militancia política reconocida, y por otro
lado las que no, a las que se refieren como rehenes o botín de guerra en
operaciones relaciondas con sus parejas o familiares. Se recogen pocos casos
donde sean los hombres los que caen por su relación con una mujer (Hiner, 2009, p. 60) . Indica Hiner que el informe se articula en diferentes capitulos que se
construyeron a raíz de los testimonios recogido, sin embargo, esta
clasificación no se realizaó con un enfoque de género, a consecuencia de ello
hay temas que aparecen en testimonios que no se abordan en el informe, como
pueden ser la violencia sexual o la feminización de la pobreza, a consecuencia
de ello estos temas también quedaron fuera de la narrativa de los derechos
humanos. Como consecuencia, vemos como el informe promueve y legitima las
categorías de víctima-hombre (el desaparecido) y vícima-mujer (la madre-esposa)
que han sido reproducida en los movimentos de derechos humanos (Hiner, 2009, pp. 61-62) .
En la categoría de víctima secundaria
situa Hiner los discursos promovidos por grupos de derechos humnos, donde la
mujer da su vida para encontrar a su ser querido masculino vivo, consciente de
que este sacrificio influirá en la construcción cultural chilena sobre lo que
significa o constituye ser una buena esposa o madre. En relación a los
estereotipos que clasificaran a los hombres, tanto victimas como victimarios
también se establecen según los patrones de la masculinidad y virilidad. El
hombre militar de derechas se convierte así en un salvador reacio (masculinidad
controlada y tradicional) y el hombre de izquidars en un cristo guerrillero
sacrificado por el bien común (Hiner, 2009, p. 62) .
En concluión vemos como la CVR generó una
versión del pasado donde la mayoria de las víctimas de las violaciones de la
dictadura eran hombres, y donde la narrativa femenina se construyo
fundamentalmente en relación al hombre que fue hecho desaparecer, torturado
hasta la muerte o ejecutado por los agentes del estado. Las experiencias de las
mujeres, fuera del cotextos de “testigos de”, se reducen a breves menciones que
pasan casi desapercibidas. Indica Hiner que esto se debe a la composición
conservadora de la comisión sin experiencia ni interés en temas de género (Hiner,
2009, pp. 62-63) .
Este informe Retting fue objeto de importantes
criticas, en primer lugar, porque no incluía los casos de los prisioneres
políticos o los torturados que sobrevivieron. Esto junto con diferentes
acontecimientos históricos, como fue la presión de los movimientos de derechos
humanos, casos judicializados y la detención en 1998 de Augusto Pinochet, generá
que el presidente Ricardo Lagos (Partido Socialista, por la Concertación) el 11
de noviembre de 2003, se publique en el Diario el Decreto Supremo (Inferior) Nº
1.040 promovido por el Presidente Lagos que creó la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura (en adelante CPT) para determinar quienes fueron las
persona que sufrieron privación de libertad y tortura por razones políticas en
el mismo período estudiado en el Informe Retting (del 11 de spetiembre de 1973
al 10 de marzo de 1990), y propone medidas de reparación para ellos.
El número de victimas que reconocerá la
comisión CPT es mucho más amplio que el de la Comisión CVR, al incluir en el
concepto de víctima a todas las personas torturadas durante la dictadura, tanto
las detenidas acusadas de haber cometido algún crimen como las personas
inocentes que fueron torturadas para obtener una confesión o información de un
tercero. Otro punto de comparación entre el Informe Retting y Valech será la
descripción de las víctimas que hacen ambos informes y que según Hiner, es donde
estas dos infotmes más se diferencian. Mientras que el la Comisión CVR trato de
conmemorar publicamente a las víctimas más graves de la dictadura, nombrándolas
y exponiendo sus relatos caso a caso. La Comisión CPT, sólo incluyó citas
anónimas para ejemplificar ciertos aspectos de la prisión política o la
tortura, no intenta establecer un relato de caso para cada vítima en el informe
por razones de privacidad. Al final del informe hay un listado de todas la
víctimas calificadas por la CPT, pero no es posible asociar una persona con un
testimonio. Tampoco puede asociarse el nombre de los victimarios al
representarse de forma anónima con los hechos. Esta confidencialidad en el
informe Valech se planteo desde el principio, y responde como indica la autora
a un doble objetivo, la producción de un informe sin nombres y el cierre de los
archivos de los testimonios de la CPT por cincuenta años, por decisión del Presidente
Lagos (Hiner, 2009, pp.
64-65)
Otra gran diferencia que presentan el
informe Valech respecto de su predecesor, es la incorporación explícita de la
mujer como sujeto de estudio separada de los hombres, tratando de reparar las
omisiones en las que había incurrido el Informe Retting. En este sentido, el
Informe Valech integra la categoría de análisis victima-mujer e incluyendo
“algo” de análisis de género, por ejemplo su tratamiento del doble estigma de
la violencia sexual en las mujeres torturadas. Las razones que escrime Hiner
respeto la inclusión de la perspectiva de género son tres: en primer lugar, es
que la CVR es una comisión conservadora, por lo que una perspectiva de género
no cuadraba ni con la política de sus integrantes ni con su contexto
socio-histórico. En segundo lugar y en relación con la anterior, los contextos
de las comisiones en relación al tema de violencia contra la mujer en Chile y
el extranjero, eran distintos, dado que entre 1990 y 2003 se avanzó mucho en
reconocer la violencia de género (Conferencias Internacionales de Naciones
Unidas, Viena (1993), Beijín (1995) y de la Organización de Estados Américanos
la Convención Belem do Pará de 1994, para erradicar la violencia contra la
mujer. Y en tercer y ultimo lugar, la presión ejercida desde los reclamos
públicos sobre los vacíos del Informe Retting formulados especialmente desde
los grupos feministas. (Hiner, 2009, p. 65) .
Critica Hiner respeto del manejo del
modelo teórico en torno a la violencia sexual y de género, que todavía este no
trasgrede las posiciones binarias basadas en el sexo biológico ni la
heterosexualidad compulsoria. Sostiene la autora que la inclusión de las
mujeres responde más al fenómeno de la paridad estadistica, encontrándonos ante
un típico ejemplo de perspectiva
suplementaria en la historia de las mujeres. Indica también la autora, que
el Informe Valech mantiene la línea seguida por numerosos grupos de defensa de
los derechos humanos, que promueven la idea de que la tortura es fundamentalmente
un tema de todos los seres humanos y no del género. Como consecuencia de ello,
cuando el género se hace presente en los téstimonios de mujeres y hombres, en
el Informe Valech, se ignora. Y cuando el tema no se puede desconocer, como es
el caso de la violencia sexual, se abarca el tema, pero de forma reticente y
muy poco teórica, ello se debe a que en este contexto el “genero” se
entendiende como sinónimo del sexo biológico. (Hiner, 2009, p. 66) .
Respecto a los hombres, el análisis de
género es aun menos utilizdo, puesto que el género se identifia exclusivamente
con la categoría biológica de mujer. Sin embargo el análisis de género incluye
tanto a hombres como mujeres, ya que el género se hace presente en la identidad
de cada persona a través de las practicas (Hiner, 2009, p. 66) .
En el apartado de conclusiones Hillary
Hiner nos indica que la identidad de víctima o de víctimario fue indispensable
para el discurso de la Concertación. La construcción de estas categorías se
forjó en un primer momento poniendo toda la atención en la víctima, y se
relegaron a los victimarios a la categoria de villanos sin nombre, los cuales
han sido habitualmente hombres, lo que deduciomos por los adjetivos que se indican
respecto de los toruturadores como uniformados, militares y agentes del estado,
lo que verifica la construcción del victimario en masculino. En relación ala
ausencia de la perspectiva de género, Hiner la entiende dentro de un universo
gramatical que sólo marca lo femenino como el otro y que se cruza en este
particular caso con la contrucción fundamentalmente masculina del autoritarismo
(Hiner, 2009, pp.
67-68) .
Critica la autora que los Informes tanto
Retting como Valech acaban estableciendo una falsa homogeneidad de género
basada en supuestas caracteristicas inherentes a hombres y mujeres. Donde se
coloca el cuerpo feminizado como víctima, en tanto que es pasivo frente a la
violencia. De esta forma, se borra del discurso de los informes que las mujeres
también participan de la represión y la tortura. En conclusión vemos como se
han seleccionado relatos y una forma de narrativa que promueve una dualidad de
víctima-victimario, que favorece a la Concertación cuando sea políticamente
correscto establecerse como aliada de las vícitmas y castigadora en la medida
de lo posible de los victimarios (Hiner, 2009, p. 68)
Cuestiona la autora este relato de un pasado violento y un presente-futuro
no violento desde la perspectiva de género, y ello porque la contrucción
feminizada de la victima bajo patrones heternormados invisibilizan violencia
homofóbica y generan espacios de diálogo limitados sobre la violencia sexual.
Termina a autora preguntandose como es la vida de las miles de personas que fueron
torturadoras o militares durante la dictadura y cómo se han insertado en la
vida laboral en el presente y cual es el perfil que mantienen. En este sentido,
las Comisiones han tratado de producir una especie de renacimiento de tanto
víctimas y victimarios sin tener en cuenta como esa violencia influye en su
vida en el presente (Hiner, 2009, p. 70)
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Hiner, H., 2009. Voces
soterradas, violencias ignoradas. Discurso, violencia política y género en los
Informes Retting y Valech. Latin American Reserch Review, 44(3), pp.
50-74.